En una consulta de dermatología funcional evaluamos a la persona en su totalidad.

Nos interesa saber cómo te alimentás, si descansás bien y cómo manejás el estrés, entre otros aspectos, porque todo eso impacta directamente en la salud de tu piel.

Muchas de las patologías dermatológicas más frecuentes —como el acné, la rosácea, el melasma, los eccemas y las alopecias, entre otros— están estrechamente relacionados con la inflamación sistémica, una respuesta silenciosa del cuerpo ante desequilibrios en el estilo de vida.

Por ello, además del tratamiento médico dermatológico clásico, brindamos recomendaciones personalizadas para mejorar tus hábitos diarios. Y, si es necesario, sugerimos el uso de suplementos naturales como vitaminas, probióticos o antioxidantes, que ayudan a reducir la inflamación y potenciar tu bienestar general.